sábado, 5 de septiembre de 2009

Ignorante de la realidad, más si te retienen.


Como un impulso inconsciente el observador se propone a salir a visitar el tan llamado “under grund”, no el que tiene mucha buena onda, sino el que realmente está bajo la tierra, que todos conocen de él pero que nadie se atreve a visitar, menos aun si eres viejo o fuiste víctima de un asalto o si tus prejuicios no te lo permiten,

Esta vez gallardo decido ir a ver a un grupo marginal propio de esta sociedad “calameña”. Son los llamados hip-hperos o raperos por ellos mismos, que son los flytes cualquiera, a veces temidos por su mal comportamiento ya sea violento o por su gusto por robar, todo esto visto desde un punto superficial de las otras clases.

Por la curiosidad de conocer el mundo el objetivo de análisis es aquellos lugares metiéndome en varios de esas juergas que los sábados por la noche se proponen a compartir.

Primeramente caminando a una fiesta en donde había mucha gente, la mayoría de ellos de sexo masculino, una proporción cercana de 3-1 en comparación a los de sexo femenino. Ellos siempre agrupados bebiendo en círculos, a veces fumando marihuana comercializada por ellos mismos, aunque en esa ocasión se compartía, se decía que también consumían otras drogas más duras como cocaína o pasta base, pero que el observador nunca se percató de ello.

A lo largo que pasaba el tiempo en el lugar, uno de ellos se pone a hacer ruidos con la boca y sus manos simulando un aparato electrónico también llamado “fristaleo”, pone un ritmo básico y otros tipos cometen la acción de recitar estrofas improvisadas con un fuerte contenido social y chistes referidos a sí mismos, analógicamente parecidos a las payas propia de la zona rural chilena. Es complicado fristalear porque se necesita de rimar las palabras y deben tener un sentido general, todo eso en la improvisación contingente.

Para seguir conociendo el karrete, esta vez con esos tipos y creyendo que no tenían futuro, que sólo se preocupaban de beber alcohol, drogarse y perderse en el karrete. Llegamos a un recinto del gobierno que de noche es utilizado para pasarla bien (irónicamente). Nos lleva un tipo que un amigo punk conocía. Él muy joven con una aparente historia de riesgo social y con tácitas carencias de variados tipos, amable nos invita. en el camino habían dos hombres peleando a golpes y este muy airosamente cruza por ellos sin sentir ni un poco de miedo, incluso bromea al respecto.

Llegamos, un puñado de pos adolescentes algo embriagados, conocedores de la calle, nos reciben afables., cuando pensaba que solo eran un montón de individuos sin futuro me demuestran lo contrario, un sujeto con una capacidad de retórica impresionante nos relata cómo colgarse de la red eléctrica para no pagar por ello.

Yo lucho.